El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del desarrollo que afecta a la comunicación, la interacción social y el comportamiento.
Los niños y los adultos con TEA pueden tener dificultades para entender las emociones de los demás y para comunicarse de manera efectiva y a menudo tienen intereses restringidos y repetitivos.
En España hay 50.000 niños y niñas en edad escolar afectados por el TEA.
Los niños tienen casi 5 veces más probabilidades que las niñas de desarrollar TEA. Además, existe otra brecha de género en el diagnóstico, ya que a menudo se pasan por alto los síntomas del autismo en las niñas o se les diagnostica erróneamente con otras condiciones.
Con el apoyo adecuado ¡Las niñas y niños con TEA pueden tener éxito en su paso por la escuela!
Cada niña y niño con TEA son únicos y puede tener necesidades y desafíos específicos en el entorno escolar. Por eso es importante que la escuela tenga un plan de apoyo individualizado para cada niño con TEA.
Algunas de las formas en que el TEA puede afectar a los niños son:
Los niños con TEA pueden tener dificultades para desarrollar y utilizar habilidades de comunicación, tanto verbales como no verbales. Pueden tener dificultades para iniciar y mantener conversaciones, entender las intenciones de los demás y para interpretar el lenguaje corporal.
Los niños con TEA pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones sociales. Pueden mostrar falta de interés en interactuar con otros niños, dificultades para compartir y cooperar, y tener dificultades para entender las normas sociales y las convenciones sociales.
Los niños con TEA pueden tener comportamientos repetitivos, como mover las manos de manera repetitiva o seguir una rutina rígida. También pueden tener intereses muy específicos y limitados que ocupan gran parte de su tiempo y atención.
Algunos niños con autismo pueden mostrar una disminución en la sensibilidad a ciertos estímulos sensoriales, lo que se conoce como hiposensibilidad. Pueden parecer insensibles al dolor, al frío o al calor, y no reaccionar de la misma manera que otros niños ante estímulos visuales o auditivos intensos. Esto puede afectar su capacidad para participar en actividades diarias, socializar y aprender.
La hipersensibilidad sensorial es otro aspecto común en niños con TEA, lo que significa que pueden tener una percepción exagerada o aversión a ciertos estímulos sensoriales, como sonidos fuertes, luces brillantes, texturas de ciertos alimentos o incluso el contacto físico. Esto puede provocar respuestas de evitación o reacciones emocionales intensas, lo que puede afectar su capacidad para participar en actividades cotidianas y su bienestar emocional.
El autismo no es una discapacidad de aprendizaje, aunque puede afectar el aprendizaje.
El autismo no equivale automáticamente a un alto coeficiente intelectual o habilidades matemáticas o computacionales superiores.
El autismo no causa comportamientos que se presenten como desafiantes para el maestro o la clase. Los comportamientos son un método de comunicación. Pueden ser una respuesta a una causa biológica, como dolor o malestar, o por una causa social o sensorial.
Es importante tener en cuenta que el TEA puede afectar a cada niño de manera diferente. Algunos niños pueden tener síntomas más leves, mientras que otros pueden tener síntomas más graves que afectan significativamente su vida diaria. Por lo tanto, es importante brindar un enfoque individualizado en el apoyo y la atención para cada niño con TEA.
En los últimos años, la sociedad ha demostrado un creciente interés y compromiso por promover una educación más inclusiva, en la que todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades de aprendizaje, sin importar sus capacidades o necesidades especiales. En este contexto, la inclusión de los niños con TEA en el sistema educativo se ha convertido en una prioridad para muchos países, que buscan garantizar el derecho de estos estudiantes a una educación de calidad en igualdad de condiciones. Sin embargo, a pesar de los avances y los esfuerzos realizados, aún quedan desafíos por superar para lograr una educación realmente inclusiva y adaptada a las necesidades de cada niño o niña con TEA.
Aunque en España se han promulgado leyes importantes para garantizar la educación inclusiva, la implementación de estas leyes se enfrenta a desafíos y resistencias tanto por parte de las autoridades responsables de financiar el sistema educativo, como por parte del personal educativo que debe aplicar estas leyes. Esto dificulta gravemente el desarrollo efectivo de los avances en educación inclusiva.
Tanto la legislación nacional y autonómica Española como los tratados internacionales ratificados por España establecen el derecho de todos los estudiantes a recibir una educación inclusiva, lo que implica que las escuelas deben garantizar la igualdad de oportunidades y la no discriminación, y ofrecer apoyo y adaptaciones necesarias para los estudiantes con necesidades educativas especiales, incluyendo a los niños con TEA.
Es evidente que la administración ha hecho un gran esfuerzo para adaptar las escuelas a las necesidades de los estudiantes con discapacidades físicas o motoras, pero aún queda un largo camino por recorrer en cuanto a la atención a otros tipos de discapacidades. En estos casos, se está produciendo una grave falta de atención y probablemente se está vulnerando el derecho a la educación integral e inclusiva de estos estudiantes, este derecho es fundamental para aprender y participar plenamente en la sociedad en igualdad de condiciones y de manera equitativa.
Cuando se trata de discapacidades que no son físicas o motóricas, el sistema educativo encuentra dificultades para aplicar adecuadamente estas leyes y garantizar estos derechos, lo que resulta en una terrible discriminación hacia los niños con TEA, ya que enfrentan barreras adicionales debido a su condición y, al mismo tiempo, tienen que enfrentar actitudes negativas y falta de comprensión por parte de los demás.
Hay varios factores que pueden contribuir a que la comunidad educativa no esté preparada para tratar a niños con TEA en las escuelas. Uno de los principales factores es la falta de capacitación y formación adecuada para los maestros y personal de apoyo educativo en el manejo de los comportamientos y necesidades de los niños con TEA.
Además, los niños con TEA pueden presentar una amplia variedad de síntomas y características, lo que hace que sea difícil para los educadores y personal escolar comprender y satisfacer sus necesidades individuales. Esto puede llevar a situaciones en las que los niños con TEA no reciben la atención y el apoyo adecuados en el entorno escolar y se ven doblemente discriminados.
Otro factor es la falta de dotación de recursos y apoyo adecuados para los niños con TEA en las escuelas. Los sistemas educativos carecen de los recursos necesarios para brindar apoyo y servicios especializados a estos niños, lo que puede llevar a la exclusión y el aislamiento en lugar de la inclusión en el aula.
En general, la falta de comprensión y apoyo adecuados para los niños con TEA en el entorno escolar puede deberse a una combinación de factores, incluida la falta de capacitación, los recursos y la comprensión adecuada, así como la necesidad de un enfoque más individualizado y centrado en el niño y su desarrollo.
A menudo, debido a factores como la falta de preparación del personal educativo o la falta de recursos y apoyo para la educación inclusiva, se opta por tratar de derivar a los niños con TEA a la modalidad de Educación Especial, sometiéndolos a evaluaciones psicopedagógicas que justifiquen de alguna manera estas decisiones y dictaminando, contra la voluntad de las familias, un cambio de modalidad educativa. Sin embargo, este proceder puede ser doblemente discriminatorio para los niños con TEA, quienes, a pesar de su condición de especial vulnerabilidad, enfrentan la exclusión de la educación inclusiva sin los apoyos y garantías que la escuela sí brinda a los niños neurotípicos con problemas de conducta o socialización.
Creemos en la Educación Especial y creemos que puede ser una opción adecuada cuando los niños con necesidades educativas especiales requieren una atención más intensa e individualizada y una estructura educativa muy específica. Sin embargo, el paso a esta modalidad educativa debería darse únicamente en caso de solicitud de la familia y los terapeutas del niño, y no como una solución fácil a la falta de recursos en los centros ordinarios. La Ley obliga a que la administración haga las adaptaciones necesarias en los centros ordinarios para garantizar el éxito educativo de todos los estudiantes con discapacidad, por lo que la derivación a la Educación Especial debería ser considerada como última opción, y solo después de haber agotado todas las posibilidades de garantizar la inclusión de los niños con TEA en las escuelas comunes.
Derivar a un niño con TEA de la educación inclusiva a la educación especial puede tener consecuencias negativas para su desarrollo educativo y social por las siguientes razones:
La educación especial se basa en la segregación de los estudiantes con discapacidades, lo que puede contribuir a su exclusión social y a su aislamiento de la comunidad. Al separarlos de sus compañeros sin discapacidad, se les priva de la oportunidad de interactuar y aprender de ellos, lo que puede limitar su capacidad para desarrollar habilidades sociales y emocionales.
Los estudiantes con discapacidad que asisten a una educación especial a menudo se les asignan expectativas más bajas que a sus compañeros sin discapacidad. Esto puede limitar su motivación y autoestima, lo que puede llevar a un menor rendimiento académico y una menor probabilidad de alcanzar su potencial.
La educación especial puede ofrecer un entorno educativo altamente estructurado que puede no reflejar la realidad del mundo real. Los estudiantes que asisten a una educación especial pueden tener dificultades para adaptarse a situaciones fuera de su entorno educativo y pueden tener dificultades para enfrentar los desafíos del mundo laboral y social.
La educación especial a menudo está compuesta por estudiantes con necesidades educativas especiales similares, lo que puede limitar la diversidad y la exposición a diferentes perspectivas y habilidades. Además, es frecuente que los niños TEA copien estereotipias o patrones de comportamiento repetitivos de otros compañeros, perpetuando así el desarrollo de comportamientos poco aceptados y excluyentes de la sociedad.
Por lo tanto, es importante considerar las necesidades individuales y esforzarse por proporcionar una educación inclusiva que apoye las adaptaciones necesarias en la escuela ordinaria y garanticen el éxito y el desarrollo educativo de los niños con TEA.
Al igual que se ha hecho un gran esfuerzo para adaptar la escuela a las discapacidades motoras, hay mucho trabajo que hacer para adaptarla a niños con TEA. La enseñanza visual, el uso de rutinas estructuradas y la reducción de estímulos sensoriales podrían ser un buen punto de partida, pero también es muy importante tener en cuenta las necesidades individuales de cada niño y trabajar en colaboración con los padres y los terapeutas porque ¡Los niños con TEA pueden tener éxito en la escuela!
Es importante que los niños con TEA tengan acceso a recursos y apoyos individualizados, como terapia del habla, terapia ocupacional, terapia de comportamiento y entrenamiento en habilidades sociales.
La administración está obligada a dotar a las escuelas de la financiación y recursos necesarios para la atención integral de las necesidades educativas especiales y de promover y facilitar la capacitación del personal educativo.
A menudo, en las escuelas de educación inclusiva, estos recursos no existen o son limitados y se ofrecen durante un tiempo muy reducido, lo que dificulta la atención integral y continuada que requieren los niños con TEA. Es por eso que es importante que los padres y los terapeutas de los niños trabajen en colaboración con el personal escolar para encontrar soluciones y formas de obtener los recursos necesarios.
Además, existen organizaciones y programas gubernamentales que pueden proporcionar recursos y apoyos para niños con discapacidades, incluyendo el autismo. Las escuelas, junto a familias, asociaciones y terapeutas, deben investigar y aprovechar estas oportunidades para ayudar a garantizar que los niños con TEA reciban la atención y el apoyo que necesitan para tener éxito en la escuela y en la vida en general.
La capacitación del equipo educativo, maestros, auxiliares, educadores, etc. es esencial para garantizar que los niños con TEA reciban una educación inclusiva y de calidad. La capacitación debe ser continua y actualizada para adaptarse a las necesidades cambiantes de los niños y para mantenerse al día con los últimos avances en el campo de la educación inclusiva.
La formación debe abarcar varios aspectos, desde la comprensión del TEA y sus características únicas, hasta el desarrollo de estrategias pedagógicas efectivas que ayuden a los niños con TEA a aprender y participar en el aula.
La capacitación también debe incluir la formación en el manejo de comportamientos desafiantes y la implementación de estrategias de intervención temprana para prevenir el deterioro de la conducta del niño. Esto puede incluir el uso de técnicas de modificación de conducta y la enseñanza de habilidades sociales y emocionales.
Es importante que los profesionales de la educación entiendan que los niños con TEA pueden tener necesidades educativas diferentes y que deben ser abordados de manera individualizada. Esto implica conocer las fortalezas y debilidades del niño, así como las estrategias pedagógicas que funcionan mejor para él o ella.
Es importante que el entorno físico de la escuela esté adaptado para niños con TEA, con espacios de relajación, reducción del ruido y el brillo excesivo, y áreas de juego adaptadas.
Por ejemplo, algunos estudiantes con TEA pueden tener dificultades para manejar situaciones sociales intensas como el recreo o las reuniones de grupo, lo que puede provocar ansiedad o problemas de comportamiento. En estos casos, se pueden establecer estrategias específicas para ayudar al estudiante a participar de manera efectiva y cómoda en estas situaciones, como programar tiempo de descanso o permitir que el estudiante tenga un lugar tranquilo para retirarse durante momentos de estrés.
Hacer relaciones sociales con otros niños y personas neurotípicas es fundamental para el desarrollo social y emocional de los niños con TEA.
A través de la interacción con sus pares, los niños con TEA pueden aprender habilidades sociales y emocionales importantes, integrarse mejor en la sociedad, disfrutar de oportunidades de juego y recreación, y ser expuestos a diferentes perspectivas y experiencias.
Además, la interacción con otros niños neurotípicos les permite a los niños con TEA desarrollar habilidades sociales y comportamientos apropiados a través de la observación y la imitación.
La interacción social entre niños con TEA y niños neurotípicos puede ser una experiencia enriquecedora y beneficiosa para ambos grupos.
La interacción con niños con TEA puede ayudar a los niños neurotípicos a aprender sobre la diversidad y la inclusión, desarrollar habilidades de liderazgo y empatía, y cultivar un sentido de responsabilidad social.
Además, la interacción con niños neurotípicos les brinda a los niños con TEA la oportunidad de interactuar con personas que tienen diferentes perspectivas y habilidades, lo que puede mejorar su bienestar social y emocional.
La inclusión de niños con TEA en la escuela requiere de un esfuerzo integral por parte de la familia, los terapeutas y la comunidad educativa. Para lograr una verdadera inclusión, es fundamental establecer una comunicación abierta y constante entre las partes involucradas. La familia y los terapeutas pueden brindar una valiosa contribución, aportando información sobre las necesidades, habilidades y fortalezas del niño. De esta manera, se pueden desarrollar planes de apoyo y estrategias personalizadas que permitan al niño tener éxito en su proceso educativo.
Además, la participación activa de la familia y los terapeutas en las actividades escolares y el apoyo emocional que puedan brindar al niño son fundamentales para fomentar su inclusión y bienestar. Al trabajar juntos, la comunidad educativa puede lograr una comprensión más completa del niño y garantizar una educación de calidad y equitativa para todos los estudiantes con discapacidad, incluyendo el autismo.
Sabemos que los centros educativos tienen recursos limitados y no pueden ofrecer una atención individualizada para cada estudiante, pero la inclusión educativa requiere de un enfoque colaborativo entre todas las partes involucradas. Por lo tanto, se debería permitir a las familias y terapeutas acceder al centro y colaborar con el personal escolar para atender las necesidades específicas de los niños con discapacidad y mejorar su experiencia educativa.
Por ejemplo, en el caso de un niño con TEA que enfrenta problemas de conducta en la escuela sin motivo aparente, es importante que se permita a la familia y a los terapeutas del niño colaborar con el personal escolar para entender mejor la situación y encontrar estrategias para abordarla. Esto podría incluir la observación del niño en el centro por parte de la familia y terapeutas, quienes conocen mejor al niño y pueden identificar las posibles causas del comportamiento.
En resumen, la colaboración entre la familia, los terapeutas y el personal escolar puede llevar a una mejor comprensión del niño y a una atención más personalizada, lo que a su vez puede mejorar el éxito educativo del niño y su integración en la sociedad.
Desafortunadamente, en ocasiones algunos trabajadores escolares rechazan automáticamente la ayuda externa que puedan ofrecer las familias, terapeutas u organizaciones, justificándose en que contradicen normas internas o reglamentos y podría representarles un problema de carácter laboral. Es importante tener en cuenta que ninguna norma interna o legislación puede ir en contra del espíritu de la Ley y limitar el acceso a la educación inclusiva para los estudiantes con necesidades especiales, incluidos los niños con TEA y sus familias. Si existe una discrepancia entre las normas autonómicas y las normas estatales o constitucionales, prevalecerán estas últimas. Por lo tanto, si existe alguna normativa interna, orden, o legislación de carácter autonómico que obstaculice el acceso a la educación inclusiva, es urgente que se adapte o modifique para garantizar que los estudiantes con necesidades especiales reciban la atención que necesitan para su desarrollo. De lo contrario, estos niños están condenados a perder un tiempo valioso de atención y desarrollo que no se puede recuperar en su edad adulta.
La inclusión de niños TEA en las escuelas no es solo una cuestión de ética y moral, sino también un derecho reconocido por la ley. Existen realidades en otros países de nuestro entorno que demuestran que cuando se trabaja en una inclusión real y efectiva, se pueden lograr resultados significativos.
A pesar de la existencia de leyes que reconocen el derecho a la educación inclusiva y el derecho a decidir de los padres, en la práctica, muchas escuelas y administraciones educativas presentan barreras y desafíos para cumplir con esta obligación. A menudo, los recursos disponibles no son suficientes para satisfacer las necesidades específicas de los estudiantes con necesidades educativas especiales, incluyendo aquellos con TEA.
Además, la administración no fomenta que los docentes y personal educativo alcancen la capacitación y conocimientos especializados para adaptar su enseñanza a las necesidades de los estudiantes con TEA. La falta de coordinación y colaboración entre los diferentes profesionales que trabajan con los estudiantes también es un obstáculo para la plena inclusión y en este aspecto hay que recordar que la atención integral es un derecho de los niños. Todo esto puede resultar en una exclusión indirecta de los estudiantes con TEA y en la perpetuación de la discriminación hacia ellos.
Es importante destacar que los derechos no son negociables y no se puede esperar más tiempo para implementar de manera justa y equitativa la plena inclusión de alumnos TEA en las escuelas. Además, un entorno educativo inclusivo no solo beneficia a los niños con TEA, sino que también enriquece a la comunidad escolar en su conjunto y fomenta la comprensión, el respeto mutuo y la responsabilidad social de toda la comunidad educativa.
Es crucial que las administraciones educativas, las asociaciones, los profesionales y las familias de los niños con TEA trabajen juntos para garantizar una educación inclusiva y equitativa para todos.
Las administraciones deben proporcionar los recursos y apoyo necesarios para garantizar la inclusión de los niños con TEA en el sistema educativo. Las asociaciones y organizaciones deben trabajar para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la inclusión y ofrecer recursos y capacitación especializada para profesionales y familias. Los profesionales deben comprometerse a recibir la formación necesaria para adaptar su enseñanza y trabajar de manera colaborativa con otros profesionales y familias para garantizar el bienestar y el éxito de los estudiantes con TEA. Y las familias deben ser agentes activos en el proceso de inclusión y colaborar con los profesionales y la administración educativa para velar y garantizar que los derechos de sus hijos se cumplan plenamente.
Juntos podemos garantizar que la inclusión sea una realidad para todos los niños con TEA en nuestras escuelas.
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